Observar sin juicio: Una práctica estoica para la vida cotidiana
Descubre cómo practicar el principio estoico de observar sin juicio. Aprende a reducir la reactividad emocional, fortalecer tus relaciones y vivir con más claridad y empatía. Este artículo explora ejemplos cotidianos y estrategias prácticas para aplicar esta poderosa herramienta en tu vida diaria.
Alma Estoica
12/20/20245 min leer


Hoy fue un día de recordar viejas anécdotas, o bien situaciones pasadas.
Una tarde algo lluviosa, sentado en un café en unas mesas junto al gran ventanal del local, me puse a observar a la gente que pasaba. Algunos con sus paraguas, otros caminando por debajo de los techos, y otros simplemente con un caminar rápido, mientras la lluvia les caía encima. Cerca de una de las esquinas que podía ver, una madre intentaba calmar a su hijo que parecía llorar desconsoladamente (y se lo oía). Las gotas de lluvia se mezclaban con su frustración evidente, y por un instante, mi mente comenzó a formar ciertos juicios automáticos: "Quizás es demasiado permisiva", "¿Por qué no lo controla mejor?". Pero entonces recordé una de las enseñanzas más valiosas del estoicismo: observar sin juicio.
Epicteto decía: “No son las cosas en sí mismas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos sobre ellas”. Este principio nos invita a detener la cascada de evaluaciones que solemos hacer ante cualquier situación sin tener ni contexto ni idea de ellas y, en su lugar, simplemente observar.
¿Qué significa observar sin juicio?
Observar sin juicio no es resignarse o ser indiferente. Por el contrario, es abrirse a la realidad tal como es, sin añadir interpretaciones innecesarias que nublen nuestra percepción. En términos estoicos, significa aceptar lo que está fuera de nuestro control y enfocarnos en cómo respondemos internamente.
El juicio automático es un reflejo condicionado. Alguien llega tarde a una reunión, y de inmediato pensamos: "Es una falta de respeto". Sin embargo, si nos detenemos a observar, podríamos descubrir que esa persona enfrentó un contratiempo o problema. Es mucho más sencillo asumir por nuestra cuenta, que dedicarnos a entender. Observar sin juicio nos permite responder con empatía y calma, en lugar de con reactividad.
El proceso de observar sin juicio: cómo se produce
El acto de observar sin juicio implica tres pasos esenciales:
Detenerse y tomar conciencia
Cuando enfrentamos una situación, es común que nuestras mentes reaccionen al instante con etiquetas y opiniones. El primer paso es reconocer ese impulso y detenernos antes de emitir un juicio.Ejemplo: Caminas por la calle y ves a alguien con ropa llamativa. Antes de pensar: "Qué exagerado", simplemente observa los colores, las texturas, los detalles. Permítete ver sin etiquetar.
Adoptar una perspectiva de curiosidad
En lugar de asumir que conocemos la historia completa, es útil adoptar una actitud de curiosidad. Pregúntate: "¿Qué podría estar pasando aquí? ¿Qué no sé sobre esta persona o situación?"Ejemplo: En una reunión social, alguien interrumpe constantemente. En lugar de pensar: "Es un egocéntrico", podrías preguntarte: "¿Tal vez está ansioso o buscando validación?"
Aceptar lo que no puedes controlar
Los estoicos enseñaban que lo único que podemos controlar son nuestras propias acciones y pensamientos. Lo que otros hacen o dicen no está en nuestras manos. Aceptar esto nos libera de la necesidad de juzgar.Ejemplo: Un amigo olvida responder a un mensaje importante. En lugar de enojarte, acepta que quizás tiene una razón válida. Puedes elegir recordarle amablemente, preguntarle si necesita algo o más tiempo, ocuparte de conciliar la situación, en vez de contribuir a un mal momento.
Ejemplos de observar sin juicio en la vida diaria
1. Una discusión en familia
Tu hermana critica tu elección de carrera durante una cena familiar (si, me sucedió con filosofía). Es fácil reaccionar a la defensiva o etiquetar su comentario como una ofensa, o bien simplemente enojarse e insultar. Pero, si decides observar sin juicio, puedes notar que su preocupación podría venir desde otro lado, aunque se exprese de manera torpe.
2. Un extraño en el transporte público
Un hombre habla en voz alta por teléfono en el autobús. El juicio inmediato podría ser: "Qué falta de educación". Pero, al observar sin juicio, podrías pensar: "¿Está tal vez está con una emergencia?". Esta perspectiva, aunque pueda no creerse, reduce la frustración.
3. Niños jugando en el parque
Los niños corren y gritan mientras juegan cerca de ti, y hasta quizás algún pelotazo te alcanza. En lugar de molestarte, puedes observarlos, ver el juego, lo que hacen, cómo se comportan entre ellos. Hasta puede quizás, recordarte a ti hace años. Al aceptar la situación, descubrirás cómo la molestia puede llegar a disolverse.
Cómo dominar la práctica de observar sin juicio
1. Practica la atención plena
La atención plena (prosoché) es una herramienta estoica que nos ayuda a mantenernos presentes. Al enfocarte en lo que ocurre ahora, sin añadir capas de interpretación, puedes entrenarte para observar sin juicio.
Ejercicio práctico: Dedica 5 minutos al día para observar tu entorno sin evaluar. Mira a las personas, escucha los sonidos, siente las texturas, y simplemente sé consciente.
2. Recuerda la interconexión humana
Marco Aurelio nos recordaba que todos somos parte de una comunidad mayor. Al comprender que cada persona enfrenta sus propias luchas, podemos ser más compasivos en nuestras observaciones.
Ejercicio reflexivo: Cuando sientas la tentación de juzgar, pregúntate: "¿Qué circunstancias podrían estar moldeando a esta persona?"
3. Reemplaza el juicio con aceptación
En lugar de etiquetar algo como "bueno" o "malo", acepta que es simplemente lo que es. Esto no significa que debas tolerar comportamientos dañinos, pero sí te ayuda a responder con claridad y calma. Pero por sobre todo, con entendimiento de causa.
El impacto de observar sin juicio
Observar sin juicio transforma nuestras relaciones y nuestra percepción del mundo. Nos permite interactuar con los demás desde un lugar de comprensión, en lugar de reactividad. Como resultado, nuestras interacciones se vuelven más auténticas y menos tensas. Además, esta práctica nos libera de las emociones negativas que suelen acompañar al juicio, como la ira o la frustración.
En un mundo que parece apresurarse a emitir opiniones, adoptar esta perspectiva estoica es un acto de rebeldía y sabiduría. Nos invita a vivir con más paz y empatía, reconociendo que cada experiencia, cada persona, y cada momento tiene un valor inherente, más allá de nuestras etiquetas.












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